Jorge Fernández Ruiz recibió esta mañana el más alto grado honorífico de la Universidad de Guadalajara por sus sólidas aportaciones a la transformación del derecho administrativo y su trayectoria académica. La ceremonia se llevó a cabo ante un paraninfo Enrique Díaz de León lleno, en el que el Fernández Ruiz estuvo acompañado de personalidades y amigos de la UdeG, su Alma mater; de la Universidad Autónoma de México (UNAM), del Colegio de Jalisco y de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Al referirse al homenajeado, el Rector General de la máxima Casa de Estudio de Jalisco, maestro Itzcóatl Tonatiuh Bravo Padilla, resaltó la labor de abogado, investigador, historiador y profesor; sus aportaciones al derecho electoral, autonomía de la Auditoría Superior de la Federación, derecho turístico, tenencia de la tierra, competencia económica, estado laico, y el análisis del régimen administrativo de las entidades federativas.
Destacó el Rector la atención de Jorge Fernández Ruiz a los movimientos sociales, su análisis y planteamiento de alternativas posibles y pertinentes, sus señalamientos sobre los vicios del Estado y las mejoras requeridas por la administración pública, así como la defensa de las instituciones de la nación.
Se refirió asimismo a su experiencia en la administración pública federal y estatal, la erudición en sus más de 40 libros, las 41 distinciones y premios en América y Europa, sus estudios históricos y biográficos, su expresión ante foros legislativos, sus más de 40 años de docencia, ejercidos principalmente en la UNAM, y su reconocimiento como integrante del Sistema Nacional de Investigadores (SIN, nivel III). Como persona, resaltó sus cualidades humanas: integridad, honradez, congruencia y compromiso con la sociedad.
Jorge Fernández Ruiz agradeció, con el sentido del humor que lo caracteriza, la presencia de los asistentes y destacó el haberse formado en instituciones mexicanas como la UdeG, el Instituto Politécnico Nacional y la UNAM, entre otras. Resaltó la educación humanística encaminada a la satisfacción de las necesidades, difusión y generación de conocimiento que genere mejores resultados sociales. Se requiere un cambio en la normativa jurídica, señaló, para acabar con la simulación de las falsas universidades privadas o extranjeras de baja calidad académica y compromiso social, o que quieren desplazar a las instituciones nacionales.
La distinción, a la que consideró la máxima de su vida, la recibió a nombre de sus maestros y de su difunta esposa, Graciela Ruiz Martín del Campo, quien tanto lo apoyó en su formación. Agradeció a la UdeG y confió en la generación de conocimiento, particularmente en el posgrado, en aras de la independencia científica y tecnológica.
En la ceremonia hicieron también uso de la palabra el presidente del Consejo Social de la UdeG, maestro Adalberto Ortega Solís y la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Margarita Luna Ramos. Se proyectó un video sobre el homenajeado, con la participación de integrantes de la UdeG, UNAM y del Colegio de Jalisco.
El presídium estuvo integrado por ocho personas. Asistieron a la ceremonia Raúl Padilla López, Presidente de la FIL; Guillermo Cosío Vidaurri, ex gobernador de Jalisco; José Luis Leal Sanabria, presidente del Colegio de Jalisco y Antonio Pérez Porrúa, director de la editorial Porrúa, entre otras personalidades, así como familiares, jefes, colegas, compañeros de la generación de abogados 1947-1952 y alumnos del homenajeado.
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