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Revertir cambio climático costaría entre 1 y 2 % del PIB mundial

Sinopsis: 
El Premio Nobel de Química, doctor Mario Molina-Pasquel y Henríquez recibió la presea Corazón de León que otorga la FEU

Emprender medidas para resolver el problema del cambio climático representaría apenas entre 1 y 2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, afirmó el Premio Nobel de Química, doctor Mario Molina-Pasquel y Henríquez, quien al recibir la presea “Corazón de León” que otorga la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), dijo que el tiempo se agota para actuar contra ese devastador fenómeno.
 
Durante la ceremonia, realizada en el paraninfo Enrique Díaz de León de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Molina se refirió a varios mitos, uno de ellos, respecto a que no se puede tocar el modelo económico sustentado en los combustibles fósiles, porque eso desestabilizaría las finanzas mundiales. “Sí se puede enfrentar el problema y no cuesta mucho. Estamos hablando, para ser racional, de un costo de 1 a 2 por ciento del Producto Interno Bruto mundial. Es mucho dinero, pero de todos modos es menos costoso que los daños”, afirmó.
 
Molina especificó que este sería el costo de una estrategia de “triángulos de estabilización” –término acuñado por el ecologista Stephen Pacala y el físico Robert Socolow), que contemplan mejorar la eficiencia en el transporte, incrementar las edificaciones eficientes, sustituir carbón por gas natural, captura y almacenamiento de carbono, usar energía eólica o solar, así como biocombustibles y mejores prácticas forestales, e incluso energía nuclear de tercera generación que no emite gases de efecto invernadero, aunque este último punto no es esencial.
 
Otro problema, dijo, es que existe una intensa campaña de relaciones públicas financiada por grupos de interés que pretenden incubar la idea de que la erradicación de los combustibles fósiles generará el colapso económico, e incluso hay científicos –pocos, consideró, pero muy efectivos para impactar con su discurso– que pregonan que no existe evidencia para comprobar las consecuencias del cambio climático.
 
“Ya tenemos impactos importantes del cambio climático. Los cambios de temperatura graduales van a seguir y tenemos efectos costosos en la sociedad”, afirmó Molina.
 
El Rector General de la UdeG, maestro Itzcóatl Tonatiuh Bravo Padilla, apuntó que, en su conjunto, la obra del doctor Molina es un llamado de atención acerca de las consecuencias de las acciones humanas sobre el medio ambiente y propone una diversidad de opciones mediante las cuales se pueden revertir y prevenir futuros desastres ecológicos. Puso como ejemplo las recientes contingencias ambientales registradas en la Ciudad de México, que deben ser una alerta para las grandes metrópolis del país con el interés de fortalecer las estrategias preventivas.
 
“En este sentido, se requiere impulsar la colaboración entre universidades, dependencias gubernamentales y los sectores productivo y social con el propósito de coordinar esfuerzos que reditúen en mejoras medioambientales. En el caso de la Universidad de Guadalajara, actualmente se trabajan los lineamientos y estrategias del Programa Universidad Sustentable, cuyo objetivo es la disminución de la huella ecológica de nuestra Casa de Estudio”, señaló Bravo Padilla.
 
Esta distinción fue creada por la FEU y destaca el espíritu, la fortaleza y el valor con que los ciudadanos llevan a cabo acciones en beneficio de la sociedad, cualidades que, a decir del presidente estudiantil, Alberto Galarza Villaseñor, reúne a cabalidad el doctor Mario Molina, quien es uno de los científicos mexicanos que gozan de mayor prestigio en el mundo. 
 
“Su corazón, su razón su conciencia, trabajo arduo y su amor por el conocimiento lo han llevado a proteger la casa común. Usted nos ha hecho abrir los ojos en medio de la marcha al precipicio. Lo que usted aportó al mundo ningún reconocimiento lo gratificará. Pero el que hoy le ofrecemos va con cariño y gratitud legítima”, afirmó.
           
 
Sobre el galardonado y la presea:
 

  • José Mario Molina-Pasquel y Henríquez es ingeniero químico por la UNAM, maestro en Cinética de Polimerización por la Universidad de Friburgo, Alemania y doctor en Fisicoquímica por la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos.
  • En 1995, junto a Paul Jozef Crutzen y Frank Sherwood Rowland, recibió el Premio Nobel de Química “por su trabajo en química atmosférica, y particularmente en lo concerniente a la formación y descomposición del ozono”.
  • El reconocimiento “Corazón de León” se le ha entregado a personalidades como José Narro, Alejandro Solalinde, Raúl Vera, Javier Sicilia, Carmen Aristegui, José Mújica y Fernando del Paso.

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