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La escritora italiana Dacia Maraini recibe la medalla Carlos Fuentes

Sinopsis: 
La narradora dio una conferencia en la apertura del Salón Literario de la FIL

La escritora italiana Dacia Maraini recibió la medalla Carlos Fuentes durante la apertura del Salón Literario de la edición 37 de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, que tiene como invitada de honor a la Unión Europea (UE), en una ceremonia presidida por el Rector General de la Universidad de Guadalajara, doctor Ricardo Villanueva Lomelí y la viuda de Carlos Fuentes, Silvia Lemus.
 
En la conferencia en la que fue acompañada por la escritora Guadalupe Nettel, Maraini contó anécdotas de su vida, de su relación con la literatura, de la maternidad, de la inmigración y de los tres años que pasó en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. 
 
Maraini recordó que desde que era una niña tuvo un fuerte sentimiento de la justicia que más tarde, durante su reclusión forzada, se afianzó y la hizo reflexionar acerca de la injusticia que viven las mujeres en todo el mundo.
 
“Pensaba que ese sentimiento era algo entre mí y la justicia, no pensaba en las otras mujeres, ni en las otras injusticias. El campo de concentración reforzó la idea de que la justicia no era sólo mía, sino que pertenece a muchos, y que las injusticias nos tocan a todas las mujeres. Es un tema que aprendí de mi papá, que decía: ‘Cada injusticia hecha en el mundo tiene que ver conmigo’”, relató la autora italiana. 
 
Este sentimiento reforzó en ella un “sentido de la democracia” y no volvió a mirar con los mismos ojos la pobreza y las injusticias sufridas por las mujeres desde diferentes frentes. 
 
“Entendí que tiene que ver con todo el mundo; cuando el sistema es patriarcal la injusticia es para todas las mujeres”, subrayó. 
 
La autora se refirió a la tendencia que existe en Italia y en muchos otros países de Europa respecto a que las mujeres no deseen ser madres, y consideró que podría ser un síntoma de que la propia naturaleza está poniendo “un freno” al crecimiento acelerado de la población y su impacto en los recursos naturales.
 
También lo atribuyó a que las mujeres son más conscientes del tipo de vida que quieren tener en un futuro, en el que ser madre implica renunciar a ciertas comodidades y estilo de vida al que muchas no están dispuestas a renunciar, un fenómeno que es cada vez más visible en los países más desarrollados. 
 
La escritora señaló que en su país los escritores se han preocupado por tocar el tema de la familia, una institución que atraviesa por una crisis cultural en la que los padres quieren ser compañeros de juegos más que personas que dan dirección y ayudan a crecer a sus hijos e hijas. 
 
Abogó por la escuela como el espacio en el que se aprende la democracia y en el que todas las personas son iguales para aprender temas como la tolerancia, ante un mundo que vive constantes migraciones y para el que se necesita una ética colectiva.